Gorrión moruno
(Passer hispaniolensis)
Orden: Passeriformes Familia: Passeridae
OBSERVACIÓN:
Si nos fijamos detenidamente, es posible observarlos en bandada junto a sus compañeros, los gorriones comunes.
DESCRIPCIÓN:
El gorrión moruno tiene el mismo tamaño que el gorrión común y parecido patrón de plumaje. Las hembras de la especie son difíciles de distinguir de sus parientes en el campo, pues apenas se diferencian en el tamaño del pico (ligeramente mayor en el moruno) y por un tenue listado en el pecho, inexistente en las hembras del común. Los machos son claramente diferenciables de los de otros gorriones durante la primavera y el verano, ya que lucen un llamativo barreado negro en el dorso, el pecho y los flancos, que enlaza con un extenso babero negro; el píleo es totalmente pardo-rojizo, en tanto que las mejillas exhiben un blanco níveo y muestran un marcado antifaz negro que recorre el ojo, enmarcando unas visibles cejas blancas a menudo partidas. En época no reproductora, el diseño antes descrito aparece muy atenuado y, aunque las diferencias siguen siendo visibles, la identificación no resulta tan evidente. Los jóvenes son semejantes a las hembras, aunque generalmente algo más marrones en las partes inferiores, hasta que realizan la muda a finales del verano y comienzan a adquirir el plumaje de adulto.
HÁBITAT:
Prefiere las zonas abiertas de cultivo o matorral con lindes arboladas o bosques aislados de encinas, alcornoques, pinos, olivos o arbolado de ribera. En Extremadura aparece íntimamente relacionado con los cultivos de regadío, aunque es muy común también en riberos y dehesas.
ALIMENTACIÓN:
Este gorrión se alimenta, principalmente, de semillas de diversas plantas, tanto silvestres como cultivadas (en especial, cereales), así como de frutos, brotes y otro tipo de materia vegetal que normalmente recolecta en el suelo. A menudo incluye en su dieta insectos y arácnidos de todo tipo que recoge del suelo o de la vegetación. La componente animal - como es habitual en muchos granívoros- resulta mayoritaria en la dieta de pollos y jóvenes, los cuales incorporan cada vez más materia vegetal en su alimentación a medida que se hacen adultos, hasta desarrollar, finalmente, unos hábitos alimentarios fundamentalmente herbívoros.
REPRODUCCIÓN:
El periodo reproductor del moruno en nuestro territorio comprende desde abril hasta agosto. El nido puede ubicarse en multitud de lugares, aunque frecuentemente los construyen en árboles, bien en huecos del tronco, bien en horquillas. No es infrecuente, tampoco, que se instalen en construcciones abandonadas, postes o repetidores, así como al abrigo de nidos de aves más grandes, como cigüeñas, córvidos o rapaces.
NIDIFICACIÓN:
Aunque la especie es gregaria en todo momento -también a la hora de reproducirse-, el nido constituye una estructura independiente, desordenada y esférica, que presenta un pequeño orificio de entrada. Los materiales para su confección, como ramitas, tallos, hierba seca o raicillas para el exterior, y plumas, pelo y fibras vegetales finas para el interior, son aportados por ambos miembros de la pareja. La puesta puede constar de entre dos y ocho huevos de color blanco o verdoso profusamente moteados, y es habitual que cada pareja realice hasta tres puestas por temporada. La incubación -que dura 11-14 días- corre a cargo principalmente de la hembra, aunque su pareja la releva a menudo. Los pollos requieren de 12 a 15 días para completar su desarrollo y en su cuidado participan ambos sexos. Tras abandonar el nido, los jóvenes aún reclamarán alimento a sus progenitores durante cinco días más, momento en el que se independizan, aunque permanecen con la colonia.
CANTO:
Posee una voz semejante a la del gorrión común, aunque algo más sonora y metálica. A menudo reclama en grandes bandos vociferantes, audibles a cientos de metros. El canto del macho suele incorporar secuencias rápidas y monótonas, como un chilí, chilí, chilí.
MIGRACIONES:
Las poblaciones más septentrionales de Europa (Grecia, Turquía y mitad norte de España) son migradoras parciales de corto recorrido; es decir, pasan el invierno en regiones cercanas a sus áreas de reproducción, en este caso, próximas al mar Mediterráneo, el norte de África y Arabia. En la Península, por tanto, tenemos poblaciones migradoras en la mitad norte y residentes e invernantes en la mitad sur.
AMENAZAS Y CONSERVACIÓN:
La especie no presenta problemas de conservación; por el contrario, la gran expansión experimentada en la cuenca del Guadiana ha hecho que llegue a considerársela una plaga en las zonas de cultivos de regadío de Extremadura, donde se llevan a cabo ocasionales descastes de población y medidas encaminadas a evitar el asentamiento de colonias en las cercanías de los cultivos. Puede, no obstante, verse algo afectada por la pérdida de arboledas donde criar, especialmente en zonas periféricas de su área de distribución.